Estados Unidos

BETTY BOOP

Categoría: Cartoon

BETTY BOOP
El personaje de esta curiosa vampiresa del “cartoon” nace de manera totalmente espontánea tal como la conocemos hoy en día, ya que en un principio su creador Grim Natwick, había diseñado la historia sobre dos perros y sus aventuras, uno de ellos evolucionó y dio forma a Betty Boop tal como la conocemos hoy en día. El otro personaje quedó tal cual fue dibujado por vez primera y conformó el otro cincuenta por ciento de este producto animado americano, su nombre, Bimbo, el perrito enamorado de Betty. Se trataron de unos dibujos animados en clave de musical para los estudios Talkcartoon, en el que el personaje (en ese momento con forma de can) inició su carrera a través de un cortometraje apelado “Dizzy Dishes” (Platos Vertiginosos) que se proyectó en 1930. Su debut en la gran pantalla propinó un buen conjunto de acérrimos seguidores que la siguieron a través de su evolución en el tiempo.

Su mentor, Max Fleisher, la consideró como una mezcla explosiva entre inocencia y “sex symbol”, que constituyó uno de los capítulos más importantes de la historia de los dibujos animados, sobretodo teniendo en cuenta de que Betty fue uno de los primeros personajes femeninos, con curvas y todo lo demás, de la historia de los dibujos animados, hasta ese momento ese rol lo habían adquirido algunos personajes masculinos disfrazados con pestañas o zapatos de tacón, pero no propiamente un personaje totalmente de ese sexo. En 1932 el personaje se transforma de modo completo, pasando de ser un perrito a convertirse en la estilizada silueta que conocemos. Sus orejas se convirtieron en los aros de sus pendientes, cuando la pudimos ver en el corto “Any Rags” (Cualquier Trapo) dónde ya aparecía como personaje principal, aunque no fue hasta un poco más tarde cuando su nombre apareció en las letras de crédito, el cual además se formó a partir de unas palabras que el personaje nombraba en “Boop-Oop-A-Doop”. Debido al éxito de este icono de la animación, se realizó una tira cómica que duró un periodo corto de tiempo, así como una serie que duró aproximadamente un año y que contó con la voz de Mae Questel, estrella de la época de la que Betty copió sus rizos. Otra de las anécdotas que colocó a Boop en el ojo del huracán, fue que en pleno periodo de guerra entre EEUU y Japón en los años cuarenta, cuando los militares norteamericanos acogieron a Betty como su heroína, acompañándoles a través de las tiras cómicas y de las películas que se proyectaban en los cuarteles, por eso en alguna ocasión se la ha podido tildar como a la “novia de América”, aunque su trayectoria tuviese que ver con este episodio más de un modo casual que intencionado. Betty nunca fue especialmente bien vista por la censura que en más de una ocasión se dedicó a tachar su personalidad por parecerle demasiado atrevida en sus manifestaciones más “vamp”, y convirtiéndola en niñera o maestra. De todos modos lo que no perdió fue el echo de rodearse de algunos de los máximos exponentes de la música jazz, como Louis Armstrong o Cab Calloway.

Quizás la imagen más conocida y comercial de este delicioso personaje, sea en color, pero la andadura de este fue en blanco y negro, aunque en determinada época de la historia de este dibujo animado, se le intentaran aplicar las técnicas del technicolor que ya habían dado sus resultados a nivel cinematográfico. De todas formas el paso del blanco y negro al color, supuso algo de la pérdida de autenticidad del personaje, que vio sus derechos vendidos a una empresa editorial por parte de la Paramount, que la retiró de modo fulminante del mundo del celuloide, aunque en múltiples ocasiones haya sido recordada a través de este medio. En su época gloriosa, Betty debió su realismo y su entrañable impacto a una técnica que se desarrolló en los estudios de Fleischer llamada “rotoscope”, que consistía en tomar imagines de una actividad física en movimiento, para transportarlo después a la animación, encima de una plataforma de cristal, para de ese modo ir filmando fotograma a fotograma ese movimiento con otra cámara. Incluso Cab Calloway fue víctima de este técnica, viéndose convertido en una morsa de dibujo animado.

Breves han sido las apariciones actuales de este mítico icono de la cultura del cómic y del cartoon, que ha despertado las más fervientes admiraciones en todo tipo de público, incluidas gente como Marylin Monroe o Madonna, por citar dos ejemplos de los más descarados. Ahora tan solo cabe esperar que la imagen de esta simpática pizpireta permanezca en nuestra memoria durante muchos más años y puedan disfrutar de sus aventuras generaciones venideras.